martes, 12 de agosto de 2008

AUGUSTO CORREA, "ACTIVISTA" FOLKLORICO Y GESTOR DE INOLVIDABLES AVENTURAS JUVENILES – VIÑA DEL MAR 1966 / 1973



Corría el año 1966 y la primeras inquietudes de participación en actividades que tuvieran que ver con la música y la guitarra, se fueron desarrollando paulatinamente al relacionarme con un especial grupo de personas, la mayoría trabajadores dependientes de locales comerciales del centro de Viña del Mar, organizados en la asociación denominada AASUP, quienes habían dado rienda suelta a sus inquietudes musicales mediante la formación del Grupo Folklórico "Anchimallén", dirigido por el Profesor Ricardo Mercado y su esposa Luisa Riveros, cobijados bajo el alero de la sede de ANECAP, Sindicato de Empleadas de Casas Particulares, ubicado en la calle Etchevers, frente a la Escuela 15.

Eran años de mucho entusiasmo por las manifestaciones folklóricas, y claro, existían sólidos referentes, los grupos Millaray con Héctor Pavez y Gabriela Pizarro, y Cuncumén con Rolando Alarcón y Víctor Jara, cuyas grabaciones editadas en discos L.P. de vinilo, permitían acceder un hermoso repertorio de auténtica música tradicional chilena, que era copiado y recreado por grupos de aficionados, como era el caso de esta agrupación de amigos.

Augusto Correa, integrante del grupo folklórico, quien tenía todo el ímpetu aglutinador y era conocido como gestor de actividades colectivas, me invita a participar para realizar una tarea bastante especial e interesante para mí, la cual consistía en revisar las grabaciones en discos de vinilo de grupos y solistas profesionales, e intentar copiar y reproducir los “punteos” y arpegios en guitarra, de los temas elegidos para su repertorio. Esa fue la labor que desarrollé durante algún tiempo y curiosamente nunca me integré al conjunto, sin embargo participé en todas las instancias de convivencia que ellos se propiciaron, y tuve así la primera oportunidad de conocer y aprender a amar el hermoso repertorio de música folklórica y tradicional chilena, de la mano con estos amigos, con quienes en su mayoría, lamentablemente debido al tránsito por diferentes caminos, fui perdiendo contacto.

Algunos nombres de los integrantes del Grupo Folklórico que he logrado recopilar y recordar con la ayuda de otros amigos, van apareciendo paulatinamente en mi mente: Juan Ramírez, Carlos Zamora, Marta Pérez, Ernesto Acevedo, Carmen Barrera, Carmen Catalán, Rosa Ramírez, Mirtha Morales, José Saavedra, Héctor Morales y Sonia Muñoz, entre otros.

Paralelamente existía bajo el mismo alero, una agrupación teatral, dirigida por la querida y recordada Tía Lidia, quien junto a Alejandrina Morales (hermana de Mirtha), Hernán Leiva (el flaco), Víctor Flores (el chico), Elba Saavedra, los hermanos Irma, María, Alicia y Patricio Leiva, la Genoveva, entre otros, preparaban sus obras y sketchs, siendo un importante complemento para las actividades artísticas que la asociación AASUP efectuaba en diferentes escenarios en Viña del Mar. Nuevamente, y curiosamente aunque lo mío era la música y la guitarra, me integré a estas actividades y participé en algunos sketchs, cuyo trabajo de preparación y posterior puesta en escena me entretenían muchísimo.

Como no recordar los viajes al Sur y Norte de nuestro país que Augusto Correa organizaba y en los cuales participaban la mayoría de los amigos que he nombrado, recibiendo de todos ellos, protección y sinceras manifestaciones de cariño, aparte de “avivarme la cueca”, por ser yo un pequeño niño que animaba las diferentes jornadas con mi guitarra. Y claro, conversando con amigos van surgiendo mas y mas personajes colaboradores de tantas jornadas, y se aglutinan en la mente, Esperanza Madrigal (la mamy), Rebeca Madrigal, Cruz Hernández, don Pedrito Guerra y toda su familia...

Conservo un recuerdo permanente de los paseos a Artificio de Pedehua, localidad rural que queda al otro lado de Cabildo, pasando un pequeño túnel que permite acceder al valle, donde la cariñosa Dorita, hermana de Augusto, y el Mino, su esposo, quienes tenían un restorán a la entrada del pueblo, y nos atendían “a cuerpo de rey”, teniendo la posibilidad de degustar todo tipo de exquisiteces, codornices al horno, pastel de choclo, quesos y los insuperables "platachos", que solo ellos podían preparar. Es imposible olvidar todas las atenciones y expresiones de cariño recibidas en ese lugar, de parte de los dueños de casa, como también de los lugareños, solo a cambio de nuestra música y la alegría de vivir. Ahora a la distancia puedo reflexionar y entender una vez mas, que ha sido mi guitarra compañera, la que me permitió tener acceso a tantas personas con las cuales experimenté desde muy niño, momentos de felicidad inolvidables.

Me desvinculé de este maravilloso grupo de personas y perdí contacto durante los años que estuve en actividad musical en Santiago con La Orquesta Sangre Tanguera de Angelo Cherry y volví a verlos a fines del 1972, todavía organizados como grupo folklórico de canto y danza activo, pero ahora, bajo la conducción de Augusto Correa; varios ya no estaban y habían nuevos rostros. Creo que solo permanecía Héctor Morales. Se habían integrado nuevos amigos, entre otros, Carlos Jil, Luis “Sata” Ponce, Manuel Alvear, Edith Guerra, las hermanas Iris y Gladys, José Hernández, Isabel Espinoza, Hernán Olivares y su esposa Carmen, mi hermana Lidia Hernández y su mejor amiga Margarita Brito, de quien me enamoré perdidamente, llegando al extremo de “cometer casamiento” tempranamente, formando la hermosa familia que la vida generosamente me ha otorgado… pero bueno, esa es otra historia.

En esta nueva etapa, a mis tempranos 17 años, venía llegando de Santiago tras haber experimentado todo un cúmulo de experiencias como músico profesional, con mucho escenario y grabaciones, caminando peligrosamente por la cuerda del ego. Afortunadamente, la sencillez de mi gente y los nuevos amigos, me hicieron volver a la realidad y pude desarrollar profundas relaciones de amistad. La mayor afinidad la alcancé con mis nuevos amigos, Carlos Jil, Héctor Morales y Luis “Sata” Ponce, con quienes compartí intensamente el gusto por la música y la guitarra y, teniendo la posibilidad de entregarle a ellos, mucho de lo que había aprendido con músicos profesionales en Santiago. Algunos años después pude desarrollar también con ellos, hermosas experiencias musicales con emblemáticos grupos musicales de Valparaíso, como son el grupo Amauta (con Héctor), Los Afuerinos (con ellos tres) y Diapasón Porteño (con el "Sata"). Atesoro con especial cariño todas aquellas vivencias que nuestras guitarras nos permitieron compartir.

Con todos estos nuevos amigos y novia incluída, el reiterado retorno a Artificio de Pedehua, al restorán de la querida Dorita, se constituyó en el período mas intenso de amistad y música que me tocó vivir, con toda la fuerza y la sana disposición que la juventud provee.

Indudablemente el artífice de la mayoría de los inolvidables momentos vividos, que en parte he descrito, fue mi querido amigo Augusto Correa, de quien supe que finalmente volvió a sus raíces radicándose en Pedehua. Lo menos que puedo hacer aprovechando este espacio que contiene este resumido pero sentido recuerdo, es dejar plasmado, especialmente para Augusto y tantos amigos que él representa, mi eterno reconocimiento y agradecimiento por todas sus gestiones que le dieron forma y sentido a mis irrepetibles vivencias juveniles.

1 comentario:

lilarosy dijo...

Lo hiciste nuevamente...

Hermanito querido esta obra que debe ser uno de tus sueños ya hecho realidad y que es también, te aseguro, el sueño de todos los que conforman nuestra familia, tú ya lo has convertido en materia. Qué más podemos pedir!

Si bien es cierto nuestra infancia y juventud fueron testigo de momentos buenos y a veces duros. Pero así es la vida, aunque esta frase suene repetida, no hay otra. Lo que tú ahora estás entregándonos, todas esas hermosas vivencias que nos hicieron crecer como personas, es justamente mi forma de ver la vida..."No debemos olvidar el pasado, Pero por sobre todo debemos enriquecer hoy y nuestro futuro justamente con todo lo hermoso que la vida nos ha brindado.

- La vida = nuestra abnegada y amada madre, la maestra, la actora principal. Por supuesto hay también otros actores que han tenido un papel importante en nuestra historia.

Gracias hermanito por entregarnos este tan apreciado regalo.


Un fuerte abrazo,


Lidia